Aunque el volumen de personas migrantes ha disminuido respecto a años previos, continúan arribando individuos desplazados desde diversas entidades del país, con una diferencia en el perfil: ahora llegan principalmente personas solas.
José María García Lara, coordinador de la Alianza Migrante de Tijuana, explicó que muchas de estas personas ya no acuden a albergues ni a organismos de ayuda, sino que buscan permanecer en viviendas particulares dentro de la ciudad.
Según el activista, este cambio obedece a una nueva lógica de movilidad: los migrantes optan por esperar una opción para ingresar a Estados Unidos, sea por medio de trámites legales o de forma irregular.
Afirmó que, a diferencia de 2024, cuando se reportaban llegadas masivas de familias desplazadas por violencia en Guerrero o Michoacán, actualmente los refugios reportan baja ocupación y operan sin alcanzar su capacidad instalada.
García Lara indicó que algunos grupos familiares ya no planean continuar su trayecto, sino que consideran establecerse en Tijuana; mientras que otros mantienen la intención de cruzar al país vecino en cuanto surja la ocasión.
Debido a esto, advirtió que, aunque la situación parece menos evidente, la atención a esta población sigue siendo necesaria, ya que el fenómeno migratorio no ha cesado, sólo ha modificado sus características dentro del contexto urbano.
