Un estudio de investigadores de la Universidad de California en San Diego, publicado en la revista Science, reveló que las aguas residuales sin tratar del río Tijuana no solo contaminan el océano Pacífico, también impactan la calidad del aire en la ciudad estadounidense.
El cauce ha transportado millones de galones de aguas negras durante décadas, lo que provocó recientemente más de mil 300 días consecutivos de cierre de playas en Imperial Beach. La magnitud de la contaminación incluso aparece en imágenes satelitales de la NASA.
Los científicos detectaron que el río emite 4 mil 500 veces la cantidad normal de sulfuro de hidrógeno, conocido como “gas de alcantarilla”. El estudio es pionero en vincular contaminación fluvial con calidad del aire.
La investigación detalla que, una vez en el aire, los contaminantes viajan kilómetros y afectan a personas por inhalación, incluso sin acudir a la playa.
Durante la temporada seca, el río puede liberar hasta 80 millones de galones diarios de agua contaminada, generando concentraciones elevadas de sulfuro de hidrógeno y más de mil sustancias tóxicas adicionales, según la investigación.
Los gases provienen también de productos como bloqueadores solares, metanfetaminas, cocaína y compuestos de neumáticos, que se aerosolizan en el rocío marino, por lo que los expertos advierten sobre riesgos a la salud como dolores de cabeza, náuseas y problemas respiratorios.
Una encuesta en curso de la Universidad Estatal de San Diego mostró que 98% de los residentes detectaron olores desagradables y 71% reportaron problemas respiratorios, situación por la que los investigadores pidieron actualizar plantas de tratamiento y fortalecer políticas de gestión del río en ambos lados de la frontera.

