Ovidio Guzmán se convirtió en el primer integrante de su familia en declararse culpable en una corte estadounidense, pues reconoció en Chicago cuatro cargos relacionados con narcotráfico y delincuencia organizada ante la jueza Sharon Coleman.
“El Ratón” aceptó haber dirigido al Cártel de Sinaloa que introdujo fentanilo y otras sustancias a territorio estadounidense, como parte de un acuerdo de cooperación con la fiscalía federal.
A través de este convenio, la fiscalía solicitará una reducción en la condena a cambio de que Guzmán López ayude al gobierno como informante, además, también acordó el pago de 80 millones de dólares como parte del trato judicial.
Durante la comparecencia, Guzmán se presentó con uniforme naranja y grilletes. Confirmó padecer depresión, pero respondió que los medicamentos recetados no influyeron en su declaración, según constató la jueza federal de distrito Coleman.
El historial de acusaciones, sumado a la condena de su padre y la detención de su hermano Joaquín, obligó a modificar su estrategia tras ser capturado en enero de 2023 en Jesús María, Sinaloa.
En 2019, un intento previo de detención fue frustrado por el Cártel de Sinaloa en el llamado ‘Culiacanazo’, sin embargo, las autoridades mexicanas lograron en 2023 su aseguramiento tras un operativo en el que murieron 10 militares mexicanos.
En septiembre de 2023 fue extraditado a Estados Unidos, sin embargo, en sus primeras comparecencias se declaró inocente de acusaciones donde también se involucraba a sus hermanos Iván Archivaldo, Jesús Alfredo y Joaquín.
Las autoridades estadounidenses identificaron a estos miembros del CDS como objetivos prioritarios por su presunta responsabilidad en el tráfico de fentanilo, un opioide que en Estados Unidos provoca en promedio 100 mil muertes al año.
La estrategia legal también se vio afectada por el secuestro y entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a autoridades de Estados Unidos por parte de Joaquín Guzmán, tras una reunión privada llevada a cabo el 25 de julio del 2024 en la que participaron ambos.
Este suceso provocó una confrontación entre las facciones de ‘Los Chapitos’ y ‘Los Rusos’ que se extendió más allá del territorio mexicano hacia los tribunales norteamericanos.
Según especialistas, los procesos judiciales de los Guzmán López y Zambada podrían redefinir la estructura del narcotráfico, al considerar que la estrategia legal de cada grupo influye directamente en la dinámica criminal en aquella región de Sinaloa.
Ismael Zambada, de 72 años, intenta negociar condiciones favorables y según documentos judiciales, su defensa busca evitar una posible condena capital a través de cooperación con las autoridades.
Apenas en mayo, 17 familiares de los Guzmán López cruzaron hacia territorio estadounidense para reunirse con agentes del FBI, sin embargo, las autoridades de aquel país aún no han aclarado lo ocurrido ni nado respuesta al gobierno mexicano por estos hechos.