La destitución de Miguel Aguiñiga Rodríguez como titular de la Secretaría de Turismo de Baja California, ocurrida el pasado 29 de julio, ha generado controversia por las críticas a su gestión y la sorpresiva felicitación de un sector empresarial.
Fuentes cercanas al gobierno estatal confirmaron que la salida de Aguiñiga no fue una renuncia voluntaria, sino un despido ordenado directamente por la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda. La decisión se atribuye a inconformidades con su desempeño, incluyendo la presentación de cifras infladas sobre derrama económica, anuncios de proyectos sin sustento y conflictos recurrentes con proveedores del sector turístico.
Sorprendentemente, la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) en Tijuana, presidida por Roberto Vega, emitió un comunicado felicitando a Aguiñiga tras su remoción. Esta reacción ha generado desconcierto en la industria turística, que cuestiona los méritos reconocidos por el organismo empresarial.
Durante su gestión, una de las críticas más señaladas fue la promoción de una supuesta derrama económica de 17 mil millones de pesos por un solo evento, cifra que, según expertos, no alcanzó ni el 1% de lo anunciado.
Además, se le acusó de priorizar los intereses de la aerolínea Volaris, donde trabajó por años antes de asumir el cargo, lo que levantó sospechas de un posible conflicto de interés.
En el sector turístico, la noticia ha sido recibida con alivio. “Se acabaron los shows mediáticos. Ahora toca reconstruir la confianza y consolidar a Baja California como un destino competitivo”, expresó un empresario del ramo bajo condición de anonimato.
