Estados Unidos prepara un arancel del 50% al cobre importado, como parte de una política destinada a reforzar su industria minera y limitar la dependencia de insumos provenientes del extranjero.
La decisión fue anunciada este martes por el Presidente Donald Trump, quien advirtió que la medida podría extenderse a productos farmacéuticos extranjeros, con un gravamen de hasta 200%, si no se alcanzaban nuevos acuerdos.
La advertencia se produjo un día antes del vencimiento del plazo original otorgado a los socios comerciales para sustituir los denominados “aranceles recíprocos” mediante pactos bilaterales, sin embargo, solo China, Reino Unido y Vietnam firmaron convenios.
Al respecto, Trump informó que la tregua comercial de 90 días, iniciada en abril y prevista a concluir mañana 9 de julio, sería prorrogada hasta el 1 de agosto y descartó futuras ampliaciones del periodo de gracia.
“Según las cartas enviadas ayer a varios países, además de las cartas que se enviarán hoy, mañana y durante el próximo período, los aranceles comenzarán a pagarse el 1 de agosto de 2025. No ha habido cambios en esta fecha ni los habrá. En otras palabras, todo el dinero deberá pagarse a partir del 1 de agosto de 2025. No se concederán prórrogas. ¡Gracias por su atención!”, escribió el mandatario en su red social, Truth Social.
El lunes, Estados Unidos impuso un arancel del 25 por ciento a las importaciones provenientes de Japón y Corea del Sur pero la lista se amplió durante el día con otras naciones sujetas a tasas variables, según el país de origen.
Kazajistán, Malasia y Túnez fueron gravados con 25 por ciento; Sudáfrica y Bosnia-Herzegovina con 30 por ciento; Indonesia con 32 por ciento; Serbia y Bangladesh con 35 por ciento; Tailandia y Camboya con 36 por ciento, y Myanmar y Laos con 40 por ciento.
Trump declaró que respondería con medidas proporcionales si otros gobiernos aplicaban gravámenes propios en represalia y además, consideró los déficits comerciales como amenazas para la economía nacional y la seguridad interna.
El presidente estadounidense instó a abrir mercados y eliminar obstáculos arancelarios y regulatorios. Las cartas enviadas también alentaron a las compañías a invertir dentro de Estados Unidos, a quienes se ofrecen trámites simplificados y beneficios regulatorios.
