Han pasado cuatro años y medio desde que María Susana vio salir a su hijo Nahum Josué por la puerta de su casa en la colonia Salvatierra… y jamás volvió. Era 7 de junio de 2021 cuando el muchacho fue a visitar a una joven en la Sánchez Taboada. Desde ahí, su vida se borró como si alguien hubiera apagado una luz.
Lo único que supo María Susana fue lo que la familia de la muchacha alcanzó a contarle: hombres armados se lo llevaron. Nada más. Ni una pista, ni una llamada, nada. Desde ese día, la madre empezó a recorrer calles, callejones y cerros; pegó volantes, preguntó con vecinos, se metió a zonas peligrosas… todo lo que una mamá desesperada hace cuando le arrancan a un hijo.
Lo más duro dice no fue enfrentarse a la calle, sino a la indiferencia. La traían de CAPEA al Ministerio Público y del Ministerio Público a ninguna parte. Ningún avance, ninguna explicación, solo trámites que no sirvieron para nada. “A veces siento que estoy yo sola contra el mundo, pero ni modo, si las autoridades no hacen su chamba, yo voy a seguir buscándolo como pueda”, expresó.
Aun con todo, y pese a que el calendario sigue corriendo sin piedad, María Susana no suelta la esperanza. “Nahum es mi hijo y mientras yo respire lo voy a buscar. Yo sé que un día va a volver, yo lo siento. Y aunque me toque seguir sola, no me voy a cansar”, dijo, con la voz temblando, pero firme.

En su casa, el cuarto de Nahum sigue intacto. Afuera, sus pasos aún resuenan en la Sánchez Taboada cada que ella sale a pegar un volante más. Porque para María Susana, el tiempo podrá cansar el cuerpo, pero no la fe de una madre que se niega a rendirse.
