Agua en Baja California: entre la política, la escasez y la falta de continuidad
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En Baja California, el agua no solo es un recurso vital, sino un problema público que refleja desigualdad social, falta de planeación y discontinuidad en las políticas gubernamentales. Aunque en otras regiones del país las presas se han recuperado, la escasez sigue marcando la vida en el norte de México.

“Quienes menos tienen son los que más pagan por el agua, comprándola en barriles o pipas. En cambio, quienes la recibimos en casa por tubería muchas veces la desperdiciamos”, advirtió el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX).

El tema fue analizado durante el Seminario Permanente para el Desarrollo Sustentable, donde especialistas coincidieron en que los problemas del agua no se limitan a cuestiones técnicas, sino que son estructurales y políticos.

La doctora Patricia Rivera Castañeda, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, subrayó que la mayor parte del agua del río Colorado se destina a la agricultura, mientras que ciudades como Tijuana enfrentan una creciente presión por el aumento poblacional. “Una decisión en agricultura es, en realidad, una política de agua”, puntualizó.

La ingeniera química Jessica Castañeda Castillo añadió que los proyectos hídricos suelen convertirse en banderas políticas, lo que explica la fragmentación y la falta de continuidad en su gestión. Un análisis histórico de cuatro administraciones estatales lo demuestra: del “proyecto morado” de José Guadalupe Osuna Millán, a la desalinización impulsada por Francisco Vega de Lamadrid, la creación de la SEPROA con Jaime Bonilla Valdez y la gestión de crisis de Marina del Pilar Ávila Olmeda. Ninguno logró mantenerse a largo plazo.

Luis Gerardo Domínguez, subdirector del CIGAMX, advirtió que los organismos operadores locales mantienen niveles de eficiencia intermedios, pero la discontinuidad política les impide planear con visión de futuro.

El repaso mostró que Baja California ha tenido propuestas relevantes –desde la reutilización hasta el saneamiento costero y la desalinización–, pero sin la permanencia necesaria para transformar el sistema.

“El agua es vida, pero también un espejo de la justicia, la política y la capacidad de gobernar en Baja California”, concluyó la Dra. Rivera.